domingo, 15 de julio de 2012

La venganza

Después de cuatro años con la maleta a cuestas una media de 4 veces cada seis meses me he dado cuenta de que no me gusta viajar. Y aún me acuerdo hace 10 años cuando me quejaba de que no me había montado nunca en tren! Pero es un puto coñazo. Sobre todo si eres yo, no por nada, no me creo especial ni nada de eso pero cuando te pasas el día inventando historias sobre los desconocidos de tu alrededor o riéndote de la gente que duerme con la boca abierta en el tren es difícil ser un pasajero más, es fácil tener miedo a ser el blanco de lo que tú haces todo el rato.

Y eso es lo que me pasa, tengo miedo de que me paguen con mi propia medicina.

Acabo de volver de una semana de vacaciones, he cogido 4 trenes, algún que otro metro y dos aviones, y contra pronóstico ni me he perdido ni he perdido nada de lo que tenía que coger. ¡Voy mejorando! Pero claro, daba igual que tuviera que levantarme a las cuatro de la mañana o que sólo hubiera dormido unas 3 horas la noche anterior a coger el tren. No he sido capaz de dormir. Cada vez que mi cuerpo se rendía a mi lucha interna notaba la baba cayendo en la mano donde tenía apoyado el peso muerto de mi cabeza y ¡mierda, me he dormido! O de repente la cabeza se me cae para atrás y escucho un ronquido y ¡soy yo! Seguro que todo el tren/avión me está mirando y riéndose de mi por lo bajito! Cómo voy a dormir en un transporte público con todos esos malditos mirando y riéndose de mi? Imposible.

A lo mejor, si yo dejara de hacerlo... Si no me hiciera gracia ver a un hombrecito sentado en el avión en pasillo que se ha caído para el lado y la azafata tiene que sortear cada vez que pasa. Si no me riera cuando veo a alguien babear en el tren como si fuera un bebé, a lo mejor, si me comportara, podría viajar 17 horas a mi casa dando alguna cabezada. Pero no.

Aunque creo que hoy el karma me lo ha devuelto. A las 9.30 en punto la alarma de mi móvil ha empezado a sonar. ¿Problema? Estaba enterrado en la maleta, debajo de cinco o seis maletas más, por lo que yo pasaba de levantarme y apagarla, deseando que no durara más de sesenta segundos. A los noventa, la gente se ha empezado a poner nerviosa y a quejarse de la persona que no la apagaba. Yo me he puesto como un tomate y me he levantado "sin que nadie me viera" y he metido la mano en la maleta y al pulsar los botones se ha apagado. ¿Lo malo? Sólo la había retrasado, por lo que a los diez minutos, cuando ha sonado otra vez la gente me ha abucheado... ¿¡Pero de que van estos ingleses!? A mi!!!!

Pero mi venganza?He hecho fotos a la gente que dormía y babeaba el cristal del tren. Así aprenderán!! 

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