lunes, 21 de enero de 2013

Carnaval, carnaval...

Carnaval... Esa época del año en el que todo son risas, música, disfraces, beber, reír, cantar,...

Carnaval de Cádiz... Con su pregón, su teatro, sus agrupaciones, su carpa, su no tengo tiempo para ti, su he quedado para merendar con las niñas de mi comparsa estaré 14 horas y media y no podemos quedar, su no vengas este fin de semana porque tengo ensayo, su pero por qué te enfadas si no me gusta ninguna...

Todos sabemos que el carnaval tiene dos caras: La comedia y la tragedia. El que lo pasa bien y el que lo pasa mal. El que lo da todo y el que no da nada. El que llama y manda mensajes y el que los lee o ve las llamadas y pasa del asunto.



En la noche de carnaval todo vale, o eso dice la leyenda, ¡qué se lo digan a él! No le gustaría ninguna, que yo no digo que si, pero vamos, ¡que eso no fue un impedimento para un buen meneo! Meneo que ambos sabíamos que se estaba dando, aunque yo me hiciera la tonta y él se hiciera el imbécil.

Carnaval, maldito carnaval. Ya han pasado 4 ó 5 años y aun me acuerdo. Pasan los años y aún recuerdo los pocos recuerdos. ¡Mucha mierda! Le gritaban algunos... ¡Mucha mierda es lo que él tenía encima! Que no te digo yo que él tuviera que quererme incondicionalmente, pero coño, ¡que te vas a merendar! ¡No hace falta volver a las 3 de la mañana!

Está claro que tampoco es que me quedara en mi casa mirando el móvil... y de hecho me empujó a los brazos de aquel trastorno primaveral mío, pero que no, ¡que está feo!

Carnaval, carnaval.... Pues aún así. Hoy en día me alegro. Porque lo que tenemos ahora no lo hubiéramos tenido nunca. Porque es verdad, el carnaval tiene dos caras que nada tienen que ver. La suya y la mía.

1 comentario:

  1. Vaya cara que tenía! o más bien que careta! pero oye muy bien que hiciste al no quedarte pensando en él xD

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