lunes, 30 de diciembre de 2013

Puedo pero no quiero.

Y ahora que has vuelto a España, ¿sobre qué vas a escribir? ¿De quién te vas a reír?

¡Ay almas de cántaro! La respuesta es obvia, porque tonto es el que hace tonterías y los ingleses sólo se diferencian de los españoles en que hablan otro idioma, son paliduchos y beben pintas en vez de cañas. En resumen: me pienso reír de todos vosotros, pero sobre todo, me pienso reír de mí.

Podría hablaros de mi último desamor, pero sería injusto para mis amigos a los que aun no se lo he contado. De mi viaje de vuelta al país que me vio crecer y el susto que se llevaron mis padres cuando aparecí por la puerta. De los 1500 amigos que se han quedado embarazados dejándome a mi en la misma situación de siempre.

También podría hablar sobre mi fiesta de despedida, sobre la de veces que he estado a punto de morir en estos últimos meses o de lo que me regalaron los clientes del hotel antes de venirme. Podría hablar de mi trabajo nuevo, o de que me independizo, y esta vez, sin irlandés, escocés, pelirrojo o ladrona de cepillo del pelo.

Podría hablaros de los viajes que he hecho, la gente que he conocido, los amigos que he recuperado o los que he perdido en el camino. Podría contaros por qué he llorado y por qué he reído estos últimos meses. O más bien, quien me ha hecho reír y quien me ha hecho llorar.

Podría hacer un balance de lo bueno y malo del año 2013 y escribir sobre las esperanzas que tengo puestas en el 2014. Podría, sí, pero no lo haré. Porque todos estamos haciendo lo mismo, y lo repetido cansa. Es como cuando a mi me gustaban mucho los filetes empanados y los comía cada vez que podía y un día.. ¡pum! Los odiaba con todas mis fuerzas. Y claro, no es plan de que me odiéis, que ya lo dice la biblia, no odiarás que está feo.

Pues eso. Que aunque para las uvas hay algunos nuevos... a los que ya no están echaremos de menos y a ver si espabilamos los que estamos vivos y en el año que viene nos reímos.

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